miércoles, 11 de junio de 2008

Crecer duele.....crecer menos duele más.

Recientemente el Banco Mundial disminuyó sus expectativas de crecimiento de 3.3% a 2.7% ante el incremento en los precios de alimentos, minerales y energéticos, caída de la tasa de interés de la Federal Reserve System (FED) y espasmos financieros.

Además de ser un punto porcentual inferior al 3.7% que se registró en el 2007, sería la menor expansión de los últimos 7 años, por lo cual José Angel Gurría , secretario general de la Organización para la Cooperación y Desarrollo económico de la institución, advirtió que se podría producir una crisis compleja sino se controla el alza explosiva de precios de los alimentos y el petróleo.

Según los especialistas la agitación de los mercados financieros, el desacelero en el crecimiento de los países del primer mundo y la inflación han mermado de alguna forma las expectativas de crecimiento a corto plazo de los países subdesarrollados, en los cuales a pesar de los obstáculo se ha observado un crecimiento sostenible y sus expectativas de crecimiento solo han disminuido de 7,8% en el 2007 al 6,5% en el 2008, respectivamente.

Sin embargo, a pesar de un crecimiento de la producción a nivel agregado, el aumento de los precios y metales ha hecho que los ingresos reales se vean reducidos, afectando a los países más pobres, especialmente en el centro urbano. Además, la caída de la demanda interna en los Estados Unidos, junto con la depreciación del dólar, está contribuyendo a resolver desequilibrios mundiales aledaños. El déficit en cuenta corriente de los Estados Unidos se redujo del 6,2% en 2006 al 4,9% del PIB en el último trimestre de 2007. Estos factores son un buen augurio para las perspectivas de largo plazo, una vez que el actual ajuste cíclico —intensificado por la constante agitación financiera— llegue a su fin, sin embargo la ausencia de expectativas claras debido a la incertidumbre, y los pronósticos pesimistas hacen que se acentúe la crisis en algunos aspectos.

Los principales bancos, sociedades de valores y aseguradores financieros han señalado pérdidas cuantiosas de valoración de las hipotecas y otros activos, representado una carga excesiva en sus balances generales. La restricción de las condiciones del crédito, y la alteración del sistema financiero, han afectado las economías de e ingreso alto, especialmente la de Estados Unidos, donde el sector de bienes raíces ha sufrido la mayor parte de las consecuencias de la crisis de las hipotecas de alto riesgo (subprime). Se pronostica que el crecimiento del PIB de los países miembros de ingreso alto de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) será del 1,5% en 2008, (en comparación al 2,5% del 2007). En los países en desarrollo como ya se mencionó el crecimiento se preve en 6,5% el cual sigue en alza, en comparación con los años anteriores; el aumento de la demanda interna y de importaciones de los países más pobres está disminuyendo los efectos de la desaceleración en los países de ingreso alto en la economía mundial. Estados Unidos y, en menor medida, las exportaciones europeas han experimentado un rápido aumento, lo que ha contribuido a moderar su nivel de disminución del crecimiento del PIB.

América Latina y el Caribe crecieron en 5,6% y 5,7% en los años 2006 y 2007 respectivamente. Este crecimiento fue el más alto en 30 años. Argentina, Brasil y Chile tuvieron tasas de crecimiento de 8,7%, 5,4% y 5,1%. Estos buenos resultados confirman que el crecimiento de la región hace que esta tenga una mayor capacidad de adaptación y tiene mejores condiciones para capear la actual desaceleración de los Estados Unidos. Un factor importante ha sido la mayor eficacia de los bancos centrales a la hora de controlar la inflación y cimentar las expectativas de un nivel de inflación estable o bajo. A su vez, el ritmo firme y sostenido de las nuevas inversiones representa un buen augurio para el crecimiento futuro, sobre todo gracias a un progreso más rápido de la productividad: Brasil, Chile, Colombia, Panamá y Perú, las tasas de crecimiento de la productividad total de los factores en el período 2001-06 osciló entre el 1,25% y el 2,25% al año, muy por encima de los promedios tradicionales.

En contraste con este marco positivo, están apareciendo nuevas preocupaciones. El repentino aumento de la demanda interna ha reducido el exceso de capacidad en muchas de las economías de la región y, junto con la subida de los precios de los alimentos y de la energía, ha provocado una inflación creciente. Los bancos centrales han respondido elevando tasas y afectando la flexibilización de la política monetaria.

En conclusión, la economía debe desacelerarse para adaptarse al nuevo cambio de portafolio y sobrellevar una menor dependencia de EE. UU. Si no lo hace podría sufrir una crisis económica tan grave que devastaría el PBI no solo de economías pobres, sino también de países ricos.

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